“Por ti temprano”
Islas a la deriva
negros manchones
en la perla del amanecer
el mar es un susurro
de olas en el lacio horizonte
metal de rosas nubes
junto al lustroso Venus
los pájaros despiertan
en la palma oscura
con su grito agudo,
su vuelo suave sigue
el culto de la ola
y de repente el cielo
espacio hospitalario
rompe sus venas al parto
que tiñe su milagro
semilla victoriosa cada día
y rojo nace el sol
y asciende blanco.
…………………..
(Andrés King Cobos, Mazunte, Oax./enero 2013 )
SEMILLAS DE VACIO
Y si cierro los ojos aceptando
que ya he muerto…
que no hay cuerpo que recuerde
sino el sino manifiesto
murmurando en la mente
Piedras idas a la deriva
laberinto, grave levedad
del roce que abre los espejos
hasta la noche del silencio todo
en que cosas y seres cierran
semillas de vacío.
Y la faz de la tierra se aplasta
fría, oscura, compacta
y se aprieta hasta sacar la chispa,
hambre de fuego por los nuevos soles
y todo se renueva hacia la misma fuerza
soles, luna, y tierra nos regresan,
hierbas, animales, piedras
para que el árbol compañero nos reinicie
a la danza
el querer madurar
el amor que nos hace
nos destruye y eleva;
piedra de fundación para la luz
azul-rosada de la tierra
en el vacío insondable del espacio…
Y si cierro los ojos aceptando
Que ya he muerto.
……………………………
(AKC / 30 sept. 2007)
“ESCUCHO EN LA OSCURIDAD”
Se despierta uno en la madrugada para escribir sobre la noche
y quedamos mudos realizando que es indescriptible:
fosforescencias, instantes de apagada y terca memoria
en el terso y oscuro tamiz nace un mundo de huidizas imágenes
lenta y cauta llega el alba, la luz se instala y nos muestra
la terrestre realidad abrazadora que nos ciega.
La noche nos cubre con su amplio vuelo
e invita a ponernos antifaces: “ayer soñé tal cosa”:
aviso, premonición, muleta o miedo…
mesa mágica de tres patas
me sublimo o me caigo…floto
¿ y si no hubiera despertar?
El sonido siempre se abre a la imagen
Escucho en la oscuridad
La ola… crece
tenuemente en su fragor
levantando un seseo
que remata en chasquido
Mis oídos ven
espuma y sal
‘principio y fin’
sincronía sucesiva
de un mismo aliento.
Alguien inmenso me susurra
¿Quién es que tanto se parece a mí ?
Quizás soy un milenario yo mismo
que todavía no se atreve a difuminarse
perderse para encontrarse en los otros
que cuaje puntual materia y espíritu
destino acometido la esperanza ;
Evolución es beber la luz.
En la oscuridad avanzo, no rememoro
Una pequeña luz se abre lenta en su raíz
Crece y es una espada de sangre:
La visión es un sueño despierto
Intrépido canto de un mar abismal.
Amo la noche, íntima amiga
ella es calma, intensa y larga…
y trae a mi oído secretos y promesas.
Allá a lo lejos una luz muy sola
única barca en el bruñido y negro mar;
Y veo la paciencia y la maniobra
y ese chacoteo del diálogo
para alejar el sueño, la fiebre y el hastío;
soportar estar ahí en la cerrada noche
huyendo de sí mismos…la lucecita sola
en esa oscuridad que la desborda
lentamente se acerca a la bahía
con los tres peces de la madrugada.
Antes de que lleguen las aves con su canto
los gallos arden.
Noche constelada y absoluta
cada estrella una joya
con su signo y flecha.
Noche llena de preguntas
y uno la única respuesta.
¿Y los seres todos que nos acompañan?
Preguntas y respuestas
espejos que nos guiñan su signo.
Desconocida pareja la noche con la muerte
-se les diga comienzo o final-
quizás sólo es un margen
un ancho margen abismal
que se expande y contrae.
Gime el mar bajo la noche
busca su hondura y silencio
ondea su blanca ola en estela
y es una sierpe de sonido largo,
se extiende en magnética fricción
agua y arena de la absorta sal
erosión elemental del tiempo.
Ola en la que nos diluimos todos
serpiente ensimismada
la noche es espejo de tu abismo.
Ola tras ola la escritura de Hypnos
más calma más tremenda , inmersa
transparencia en un lente oval…
y ese inmutable resplandor
en que avispas tu fervor al vértigo
desmenuzando el aire y el sonido;
Éxtasis de una respiración
el grato rastro que nos deja el mar.
Ola tras ola, sobre los cuerpos
apaciblemente … el olvido del ser
cercándonos, entregándonos
Oh mar abandonado
Mar del desconsuelo
Gimes y nos mojas y das vida.
Hiere con su luz nuestra certeza
más allá de la intuición la noche
quiere que reclamemos dones y poderes;
La mente, película sensible
-en cuerpo y alma-
Reproduce al expandido Cosmos.
Así sentimos el hondo mar
su gravedad lamiendo las orillas
el tacto milenario de sus conchas
el juego fugitivo de la espuma
luciente en las rocas de su santuario.
Con un lento matiz el día se acerca
el horizonte gris tira su línea
se desgarran nubes y bruma sobre el mar
el sueño se va con su mecer de cuna
y el alba canta de lavandas y rosas…
Vemos cordiales antes de fijar la vista
en que fondean absortas las cosas.
Y por una rendija entre los montes
como una herida roja
anhelante, sale el sol.
Andrés King Cobos/ Punta Cometa, México; febr. 2015